Ya se han cerrado las aulas de todos nuestros colegios, pero antes de terminar en muchos de ellos se han celebrado las míticas Fiestas de Fin de Curso.
En algunos centros, esto es algo que se prepara como una actividad más que entra dentro de las programaciones y que no sale de las cuatro paredes de las aulas o del colegio. Pero en otras muchas ocasiones, se celebra por todo lo alto. Se invita a los papás y a las mamás, a los abuelos, a los tíos y a todos aquellos que quieran venir a ver a sus niños.
Estamos hablando de algo muy especial. Durante todo el curso escolar, el trabajo que se realiza en las clases es muy duro. Por eso, al finalizar el curso, todos necesitamos una recompensa. Para los niños es muy gratificante el poder subirse a un escenario y que sus papás puedan venir a verlo. Para los papás, no tiene nombre la sensación de ver a su hijo ahí arriba subido y para las profesoras es un momento de nervios y emociones varias que te ayudan a recordar el por qué un día elegiste ser maestra.
Para completar esta entrada, os dejo un artículo de la revista Ser Padres que leí hace un par de días. Me pareció divertido, interesante y sobre todo muy realista. ¡Qué razón tienen!
Y bueno, aunque espero publicar alguna entrada más ahora que estoy de vacaciones…
¡Feliz verano queridos lectores!